Deshidratación, en situaciones emergentes
Ya sea por falta de ingestión de agua o exceso de evacuación líquida, la deshidratación refleja un notable desequilibrio en el organismo cuando el cuerpo no tiene suficientes líquidos y sales como debiera; generalmente como resultado de una pérdida de agua corporal por encima del 3%
Los síntomas de la deshidratación, aparte de la sed, provocada por la sequedad de las mucosas, tenemos que se puede dar presencia de náuseas, disminución del volumen de la orina, la cual se vuelve más oscura de lo normal; debilidad física, fatiga mental, piel seca, dolor de cabeza, calambres musculares y; en cuadros graves: mareos, taquicardia, respiración acelerada, ojos hundidos y confusión.
La deshidratación puede ser leve, moderada o grave, según la cantidad de líquido corporal que se haya perdido o que no se haya repuesto. La deshidratación grave es una emergencia, con alto riesgo en la pérdida de la vida. En los casos de deshidratación leve, se recomienda rehidratar simplemente bebiendo abundantes líquidos. Los sueros de farmacia e incluso muchas bebidas deportivas reponen de forma eficaz los líquidos, electrolitos y el equilibrio de sales. Para la deshidratación moderada, pueden ser necesarios sueros intravenosos, aunque si se detecta a tiempo, la rehidratación simple puede ser eficaz. Los casos de deshidratación grave deben tratarse como una emergencia médica y hospitalización, bajo la supervisión de un médico.
Para prevenir la deshidratación tome mucho líquido todos los días, incluso cuando se encuentre bien de salud. Beba más cuando el clima esté cálido o si ha realizado intenso ejercicio. Si alguien en la familia está enfermo, ponga especial atención a la cantidad de líquido que debe beber. Cualquier persona con fiebre, vómitos o diarrea, debe tomar mucho líquido, no espere a que aparezcan los signos de deshidratación. Si cree que alguien de su familia puede llegar a deshidratarse, sin lugar a dudas consulte con un médico y siga los tratamientos correspondientes.
