Tipos de selladores para puerta o ventana
Para unir la superficie, ya sea puertas o ventanas a la superficie requerida es necesario conocer el tipo de sellado que se necesita y de esta manera su función sea eficaz
La función en la unión de elementos como la pared, el vano y la puerta o ventana, dependerá de que la relación, entre dichos elementos, sea adecuada. Si dicha unión es firme, todo funcionará como debe ser. Para ello es esencial el empleo de espumas, cintas y especialmente selladores.
Un sellador, también llamado sellante, es un material viscoso que sufre un cambio en su estructura sólida, una vez que ha sido aplicado. Con su empleo se busca evitar la penetración de aire, gas, ruido, polvo, fuego, humo o líquidos desde un espacio a otro a través de una barrera, que además permite el mantenimiento y cuidado de muebles, logrando ambientes más agradables y más eficientes en ahorro energético.
La eficiencia en el uso de un sellador dependerá de diferentes características, tales como: su composición, los materiales para los que fueron diseñados, entre otras.
Es por ello que no se debe aplicar indistintamente sobre cualquier superficie
Algunos tipos de selladores
Selladores de silicona. Su componente principal es la silicona y tienen una buena adherencia sobre policarbonato y PVC, es por ello que su uso para el sellado estructural en fachadas, estructuras, muros, entre otros, es recomendado. También se puede utilizar como sellado secundario en vidrio doble o aislado, y en la unión de materiales como concreto y vidrio, concreto y cancelería, concreto y metal, entre otras. Cuentan con características destacables como que evitan la formación de hongos, tienen gran resistencia a los rayos UV y tienen gran durabilidad, además de ser más elásticos frente a otros sellantes.
Aunque puede resultar más caro que otros elastómeros de caucho y plástico, la silicona es inmejorable para la resistencia a la compresión, su aplicación a baja temperatura, elasticidad, tiempo de vida útil y la calidad del color. En algunas aplicaciones como en juntas deslizantes, la silicona sufrirá demasiada fricción y se puede desgarrar por el uso, por lo que otros materiales como los plásticos deslizantes de polipropileno (y polímeros similares) o nylon son una mejor opción.
Selladores de poliuretano. Elaborados con dicho material, son muy efectivos en el sellado de juntas, grietas en muros que pueden sufrir de movimientos moderados y fuertes. En elementos prefabricados, cancelería, marcos de puertas y cisternas es en donde mayormente encontramos su empleo. Este tipo de sellantes tienen una excelente adherencia en materiales como hormigón, madera, asbesto, cemento, acero, aluminio, vidrio, entre otros. Son resistentes a la intemperie, tienen gran durabilidad, se pueden pintar y pueden ser elásticos, dependiendo de su variedad. También podemos encontrarlos en cepillos de cerdas o en formas sólidas y delgadas para juntas de barrido, como la parte inferior de las puertas, estos elementos se suministran tanto en silicona como en poliuretano.
Si el vano es liso y plano los barridos de silicona resultan una buena opción, en cambio si es rugoso e irregular, los cepillos de nylon resultan más eficaces.
Selladores de acrílico. Como base para su fabricación son empleados los polímeros obtenidos del ácido acrílico. Tienen mayor uso en juntas de conexión, alrededor de puertas, ventanas, tuberías, domos, etcétera. En grietas con bajos movimientos, tanto en interior como en exterior, resultan muy efectivos. Son de fácil aplicación y manejo, además de que hay presentaciones muy económicas. Tienen buena adherencia en materiales como concreto y madera; al igual que los selladores de poliuretano, se puede aplicar pintura sobre ellos. Su uso no es recomendado en superficies que se encuentran de manera permanente inmersas en agua.
Principalmente el funcionamiento de los selladores depende de una buena elección, una buena aplicación pero también de las condiciones de almacenamiento, éstas pueden variar de acuerdo al fabricante. Regularmente deben ser almacenados en espacios por debajo de los 30ºC. Otras condiciones a considerar son la limpieza en el montaje y el mantenimiento, así como el control de la temperatura. Durante la instalación se recomienda que la temperatura no sea menor de 10ºC, ni mayor a 40ºC