El suelo radiante, eficiencia térmica
La calefacción por suelo radiante es uno de los sistemas de climatización más eficientes y funcionales hoy en día, sin embargo, aún no está ampliamente posicionado como una efectiva solución de confort climático, incluso algunos asumen que la calefacción por suelo radiante cuesta una fortuna.
Vivir, trabajar, estudiar, dormir, comer, habitar, todas las actividades humanas requieren de ciertas condiciones que posibiliten la existencia óptima y la operatividad de las personas en diversos ámbitos, entre los que la influencia climática, por supuesto, es fundamental. Diversos estudios, en diferentes países, han documentado cómo el rendimiento y la producción se ven afectados de manera muy importante por el frío o el calor en distintas épocas del año; por lo que un contexto térmicamente controlado, resulta básico para aquellos edificios cuyas instalaciones están dedicadas a actividades laborales e ideal para aquellas construcciones diseñadas como casas habitación. En este sentido, hay motivos para suponer que, en los próximos años, la calefacción radiante puede disfrutar de una popularidad mucho mayor, al menos en las nuevas construcciones o en las casas que se están renovando, debido a su potencial para ahorrar dinero a los propietarios de las edificaciones.
Los dos tipos principales de calor radiante son el eléctrico y el hidrónico. Ambos funcionan de la misma manera: crean calor debajo del piso y lo irradian hacia la habitación superior, pero la forma en que lo hacen es diferente. En ambos casos, dependen en gran medida de la transferencia de calor radiante, es decir de la entrega de calor directamente desde la superficie caliente a las personas y objetos en la habitación, a través de la radiación infrarroja. Por ejemplo, los sistemas de calefacción eléctrica del piso utilizan un cable eléctrico instalado en un patrón de serpentin para calentar el suelo, son conocidos por ser fáciles de instalar e ideales en proyectos de remodelación sencillos.
Sistemas hidrónicos
Los sistemas de calefacción de pisos hidrónicos, es decir, de suelo radiante a base de agua, utilizan agua caliente bombeada a través de tubos de plástico dispuestos en forma de serpentin para calentar el piso. Son ideales para la calefacción de toda la casa, por lo que se sugieren instalarlos durante la construcción.
Recordemos brevemente que el sistema de calefacción por suelo radiante se integra por una serie de tuberías por las que circula agua a una temperatura entre 30 y 45 grados centigrados, esto se logra gracias que estas tuberias están conectadas a una caldera.
Comparaciones necesarias
Los sistemas de calefacción tradicionales calientan el aire, mismo que luego calienta a las personas en la habitación; mientras que los sistemas de calefacción radiante funcionan calentando directamente a las personas y los objetos en una habitación. Al igual que sentir el calor del sol, el calor radiante se transmite a través del contacto directo. Esto permite que las personas se sientan cálidas incluso cuando la temperatura ambiente, es decir, el aire en la habitación es realmente más fría.
Eficacia del sistema
Para lograr la mayor eficacia del sistema de climatización sobre las condiciones de confort, debemos aprovechar las ventajas de un sistema radiante, dado que es la forma en que el ser humano intercambia un mayor porcentaje de energía. Funciona al convertir toda el área del piso en una superficie grande que calienta la mitad inferior de la habitación, creando un ambiente cómodo con una temperatura ambiente más baja que la de un sistema de radiador convencional.
Inercia térmica
Vale la pena comprender también el concepto de inercia térmica de una superficie, mismo que depende de su masa, su densidad y su calor específico; definiéndose entonces como la capacidad que tiene cada superficie a la hora de conservar la energía térmica recibida, para posteriormente ir liberándola. El aprovechamiento de suelos, techos, paredes como elementos acumuladores de energía (inercia térmica), nos permitirá reducir el impacto de las condiciones climáticas externas en el interior del edificio, de modo que se mantenga estable la temperatura interior de confort durante todo el día.
Dependiendo de la naturaleza de cada proyecto arquitectónico, ya sea que se trate de una instalación de suelo radiante en un edificio en construcción, en el que adaptar el sistema es muy sencillo, mientras se tome en cuenta la potencial vulnerabilidad de un circuito de tuberías que queda permanentemente oculto y aislado, o de la implementación del mismo en un inmueble ya construido, que implica levantar, reposicionar y elevar un poco la altura de los pisos que albergaran dicho sistema, la capacidad de respuesta y las posibles obstrucciones a la transferencia del calor (como el uso de alfombras, por ejemplo) deben ser tomados en cuenta.
En conclusión, la calefacción por suelo radiante requiere una cantidad de energía significativamente menor, ya que no está calentando el área del techo y permite que la temperatura se controle con precisión según sea necesario, lo que le permite calentar la habitación que desea, sin desperdicio de energía.
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