Lijado de madera
Con un buen lijado conseguiremos un perfecto acabado en sustratos de madera. Lijar consiste en alisar o pulir algo mediante el frotamiento con un objeto abrasivo, generalmente una lija.
Las superficies pueden alisarse, pulirse, abrillantarse o simplemente limpiarse con el procedimiento de lijado. En este sentido, las hojas de lija son la opción más usada para las operaciones de lijado, especialmente en trabajos sobre grandes superficies. Se emplean sobre calas o garlopas manuales sobre las que se fijan las hojas abrasivas, consiguiendo de esta forma un mayor rendimiento y planitud de las piezas lijadas.
El objetivo del lijado es eliminar los daños causados durante el proceso de obtención de la madera y, permitir además nivelar y alisar la superficie proporcionando una condición ideal para la aplicación de productos químicos como selladores y barnices.
Lijar es una tarea imprescindible en cualquier trabajo con madera. Sin embargo, este proceso es tan necesario como específico.
Claramente, uno de los beneficios más notables del lijado es que puede eliminar los arañazos y daños provocados por golpes que se hayan acumulado a través de los años, además de que mejora y quita un aspecto desgastado o un acabado anticuado de las superficies y puede ser una opción de estética para tus espacios. Como por ejemplo, el estilo mate en sustitución del brillante.
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