Las partes del clavo
Todos los clavos tienen cabeza, vástago y punta, cada una de estas partes en diferentes estilos. Las diferencias en estas tres secciones, permiten seleccionar el tipo de clavo más apropiado para un determinado trabajo.
Todos los clavos tienen cabeza, vástago y punta, cada una de estas partes en diferentes estilos. Las diferencias en estas tres secciones, permiten seleccionar el tipo de clavo más apropiado para un determinado trabajo. Los clavos se clasifican de acuerdo a su uso, diámetro, acabado y longitud; el tamaño de la cabeza es un factor a ser considerado, pues, dependiendo del empleo del clavo; una cabeza chica o grande, puede ser favorable o no.
Cabezas: Los clavos con cabezas planas son los más comunes, pues ofrecen una superficie sólida de impacto y un fuerte poder de sujeción. Las cabezas planas a cuadros evitan que la cabeza del martillo se deslice al golpearlas y son comunes en aplicaciones de marcos.
Todos los clavos tienen cabeza, vástago y punta, cada una de estas partes en diferentes estilos.
Las cabezas avellanadas tienen forma cónica, lo que les permite penetrar la superficie del material para luego ocultarlas y lograr un acabado liso. Las cabezas recortadas son muy pequeñas, por lo que son fáciles de ocultar en trabajos tales como cortes interiores y fabricación de gabinetes.
Vástagos: Su grosor se determina con un calibrador, mientras menor es el número, más grueso el vástago. Los vástagos lisos son los más comunes y versátiles para el uso diario. Los vástagos con púas y de rosca tienen más poder de sujeción y están diseñados para maderas duras u otros materiales densos. Los clavos anillados hacen lo mismo, pero están diseñados para materiales suaves o de densidad media (como el contrapiso). Los vástagos estriados generalmente son exclusivos de los clavos de mampostería y tienen un fuerte poder de fijación al tiempo que evitan las grietas en la mampostería.
Los clavos se clasifican de acuerdo a su uso, diámetro, acabado y longitud.
Puntas: Las puntas en diamante son las más comunes y adecuadas para el uso general. Las puntas en diamante largo son más afiladas y están diseñadas para clavar con facilidad en materiales más duros. Las puntas romas reducen las posibilidades de partir los materiales a perforar, pero son más difíciles de clavar.