Errores que Pueden Costarte un Cliente
Cada visita es una oportunidad para vender más que un servicio: confianza. Un error puede cerrarte una puerta, pero hacerlo bien te abre muchas más.
En el trabajo de desazolve, como en muchos oficios, la diferencia entre un cliente satisfecho y uno que no vuelve jamás está en los detalles. No basta con destapar el problema; se trata de cómo lo haces, qué explicas, qué dejas atrás… y qué impresión generas.
Uno de los errores más comunes es usar la herramienta sin evaluar bien la situación. Llegar y accionar la bomba sin diagnosticar puede empeorar el problema o causar daños. Una presión mal aplicada, por ejemplo, puede aflojar una unión, romper la taza de un sanitario o incluso causar salpicaduras incómodas justo frente al cliente. Esos errores no solo dañan instalaciones: dañan la confianza.
Pero no todo está perdido. Acertar también es una forma de venderse. Llegar con equipo limpio y en buen estado habla bien de tu preparación.
Observar, pensar y elegir la bomba correcta muestra criterio.
Resolver el problema en un tiempo razonable y dejar el lugar limpio eleva tu nivel como profesional. Y si además explicas lo que hiciste y das recomendaciones para evitar que se repita, el cliente no solo te paga: te valora.
En muchos casos, lo que hace que un cliente vuelva a llamarte no es solo que le resolviste el atasco, sino cómo lo hiciste. La forma en que cobras, si emites nota o factura, si usas lenguaje claro, si demuestras que sabes lo que haces, todo suma. Porque cuando el cliente te llama, no quiere solo un “destapador”; quiere confiar en alguien que sepa, que no le cause un nuevo problema y que le dé tranquilidad.
Elegir bien tu bomba desatascadora no es un lujo, es parte de esa imagen profesional.
Saber cuándo usar una bomba de copa, una de vacío o una de resorte, demuestra que no improvisas: decides con conocimiento. Y eso se nota.
Ser plomero no es solo empujar un tapón: es tomar decisiones inteligentes bajo presión literalmente. Y cuando esas decisiones están respaldadas por técnica, criterio y actitud profesional, el resultado no es solo un drenaje libre, sino una reputación que se abre paso por sí sola.