El Pararrayos
Al paso del tiempo, proteger nuestros inmuebles de los rayos, facilitando el pase a tierra sin daño alguno de la infraestructura se ha vuelto prioridad en zonas rurales y urbanas, sobre todo en el ámbito industrial.
Las nuevas tecnologías en estos sistemas han mejorado la disipación de las corrientes de fuga a tierra, reduciendo el impacto en aproximadamente 90% en edificios y estructuras de alto riesgo, esto se logra a través de la eliminación del efecto de la ionización, derivado del proceso de inhibición del rayo.
Dentro del marco establecido en la NOM-022-STPS-2008, lo más recomendable es instalar óptimos sistemas de pararrayos en áreas o centros de trabajo de almacenaje, manejo y transporte de sustancias inflamables para protegerlas de saturación de cargas.
La creación del pararrayos nació al demostrar al mundo que la tormenta es un fenómeno eléctrico.
Los recientes diseños deben cumplir con las máximas exigencias de seguridad que a diferencia de los pararrayos convencionales, no propician accidentes como incendios y explosiones. La tecnología más actual asegura la protección de vidas y bienes, es aplicable también a la prevención de los riesgos laborales gracias al alto grado de compatibilidad con las tomas de tierra eléctricas de baja tensión.
Toda instalación tiene un límite de uso, por tiempo o desgaste natural de los componentes, o por los cambiantes hábitos de consumo, que sobrecargan el sistema eléctrico y ponen en peligro su seguridad y patrimonio por fallas eléctricas.
Las fallas eléctricas más habituales son: sobrecarga que se caracteriza por más demanda de corriente que lo normal, causando un incremento de temperatura y, el cortocircuito en la que interviene el conductor de fase al tener un contacto directo con la otra fase o el cable neutro de nuestro sistema, produciendo un incremento de corriente y fusión de conductores. Conocer cuáles son las causas de las fallas nos hará más fácil el trabajo.