Conexiones Hidráulicas en Lavadoras Automáticas

Publicado en: Notas | 25 julio, 2025

Las lavadoras, por su uso frecuente y constante movimiento interno, ejercen una presión significativa sobre las conexiones de agua, tanto en entrada como en drenaje.

En una instalación hidráulica, los detalles lo son todo. No se trata únicamente de conectar una manguera o abrir una llave, sino de garantizar que el sistema funcione correctamente bajo presión, con seguridad, sin fugas ni riesgos ocultos. Y cuando se trata de la instalación de una lavadora —un equipo que combina agua, electricidad y movimiento—, los errores pueden ser costosos, tanto en lo operativo como en lo estructural.

Cada componente debe seleccionarse y colocarse con precisión técnica.

Lo primero es contar con válvulas de cierre de buena calidad. Estas válvulas deben estar fabricadas con cuerpo metálico resistente o polímero certificado para uso hidráulico, capaces de soportar presión constante sin deteriorarse con el tiempo. Lo ideal es que estén ubicadas en un punto cómodo y accesible, ligeramente por encima del nivel del tambor de la lavadora. Esto facilita su operación y mantenimiento, además de reducir el riesgo de fugas por tensión en las mangueras.

Las mangueras de alimentación también deben cumplir con estándares de seguridad. Se recomienda el uso de mangueras reforzadas, con conexiones metálicas o de poliacetal resistente, y empaques en buen estado. Un punto importante: no se deben reutilizar mangueras viejas. Aunque puedan parecer en buen estado, el desgaste interno, los microgrietas o la pérdida de elasticidad pueden causar fugas o roturas bajo presión. Siempre es mejor optar por nuevas y certificadas para agua potable o uso doméstico.

Del lado del desagüe, la instalación debe incluir un tubo vertical tipo “stand pipe” de al menos 50 mm de diámetro, con una altura mínima de 60 cm desde el nivel del piso. Este tubo debe tener un sifón o trampa de agua integrada, indispensable para bloquear el paso de gases y malos olores provenientes del drenaje. Es fundamental asegurarse de que el tubo de desagüe no esté sellado herméticamente al insertar la manguera de la lavadora: debe quedar un pequeño espacio libre para permitir el ingreso de aire. Esto evita el efecto de succión, los vacíos hidráulicos y el reflujo, que podrían comprometer el funcionamiento correcto del drenaje.

Una conexión mal hecha puede tener consecuencias graves: desde fugas y humedad que dañan acabados, hasta sobrecargas eléctricas.

También pueden afectar el rendimiento del equipo, provocar ciclos incompletos de lavado o incluso daños en el motor y la tarjeta electrónica.

Por todo esto, una instalación hidráulica para lavadora debe tratarse como una obra técnica, pensada para durar, ser funcional, segura y fácil de mantener. Utilizar componentes certificados, seguir buenas prácticas y entender el funcionamiento de cada parte del sistema es lo que diferencia a una instalación improvisada de un trabajo profesional. Y al final, esa diferencia es la que garantiza tranquilidad tanto para el cliente como para quien realiza el trabajo.

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