3 Errores Comunes en Soldadura
Una buena soldadura no empieza con el arco, sino con la preparación, el ajuste y la técnica. Evita errores comunes y logra uniones firmes y profesionales.
ERROR 1: PREPARACIÓN DEFICIENTE DE LA PIEZA
Un error clásico en cualquier taller es querer soldar “tal cual” la pieza, sin limpiarla ni prepararla. El óxido, la pintura, el polvo, la grasa o incluso la humedad son enemigos silenciosos de una buena unión. ¿Por qué? Porque contaminan el baño de fusión y generan porosidad, falta de penetración y cordones quebradizos. A simple vista puede parecer que “pegó bien”, pero al primer esfuerzo la soldadura se puede abrir.

La preparación adecuada incluye dos pasos básicos: limpieza y biselado.
La limpieza se hace retirando pintura, grasa o impurezas con cepillo de alambre, esmeril o disolventes apropiados; nunca se debe soldar sobre superficies pintadas o con humedad. El biselado, por su parte, es indispensable cuando se trata de piezas de mayor espesor (arriba de 5–6 mm), ya que permite una penetración completa y un cordón más resistente.
¿Cómo evitarlo?
La regla es sencilla: superficie limpia, soldadura firme. Si el metal “brilla”, está listo para recibir el cordón. En láminas delgadas, basta con una limpieza superficial; en perfiles o placas gruesas, además del biselado, conviene verificar que las piezas estén bien alineadas y sujetas para evitar tensiones.
Para el ferretero, este punto también es clave: recomendar cepillos de alambre, discos flapo productos de limpieza no es un accesorio “extra”, sino parte del kit indispensable para que la soldadura quede de primera.
ERROR 3: PARÁMETROS DE CORRIENTE MAL AJUSTADOS
Otro tropiezo frecuente en la soldadura por arco eléctrico ocurre al no calibrar correctamente la corriente de la máquina. Un amperaje demasiado alto genera cordones anchos, excesiva salpicadura, riesgo de perforar la pieza y hasta un acabado frágil por sobrecalentamiento.
En cambio, trabajar con amperaje demasiado bajo provoca que el electrodo se “pegue”, falta de penetración y cordones fríos que parecen buenos por fuera, pero no tienen la resistencia necesaria. Como referencia práctica, cada electrodo tiene un rango de amperaje recomendado según su diámetro.
Por ejemplo, un electrodo 6013 de 3/32” trabaja bien entre 70 y 90 amperes, mientras que un 7018 de 1/8” requiere entre 100 y 130 amperes. Estos rangos pueden variar ligeramente dependiendo de la posición de soldadura y el espesor del material, pero son una guía básica para no fallar.
¿Cómo evitarlo?
Antes de empezar, siempre vale la pena revisar la tabla de amperajes que acompaña al paquete de electrodos o al manual del equipo. Ajustar un poco hacia arriba o abajo según la sensación del arco es normal, pero nunca conviene soldar “a ojo” sin parámetros. Para el ferretero, este conocimiento también es un valor agregado: orientar al cliente en el rango de corriente para cada electrodo no solo evita devoluciones o reclamos, sino que convierte la venta en una asesoría confiable.
ERROR 4: TÉCNICA INADECUADA DE MANIPULACIÓN DEL ELECTRODO
Aunque se tenga el mejor equipo y el electrodo adecuado, la soldadura puede fallar si la técnica no es la correcta. Un ángulo equivocado, avanzar demasiado rápido o demasiado lento, o mantener un arco demasiado largo o corto son errores muy comunes que afectan directamente la calidad del cordón. El resultado: uniones irregulares, grietas, exceso de escoria y un acabado poco profesional.
La regla básica es mantener el electrodo con un ángulo de entre 15° y 20° respecto a la vertical en la dirección de avance. Además, la distancia entre la punta del electrodo y la pieza debe ser equivalente al diámetro del electrodo: si es muy larga, el arco se vuelve inestable; si es muy corta, el electrodo tiende a pegarse. La velocidad también importa: un avance demasiado rápido genera cordones finos sin penetración, mientras que un avance lento deja cordones gruesos, con exceso de material y riesgo de inclusiones.
¿Cómo evitarlo?

La práctica es la clave, pero siempre acompañada de observación.
El cordón correcto debe tener un ancho uniforme, con una superficie lisa y una escoria fácil de retirar. Si el soldador detecta cordones con hoyos, picos o acumulaciones, conviene revisar el ángulo y la velocidad de avance. Para el ferretero, este conocimiento también suma: al recomendar electrodos y accesorios, puede compartir consejos prácticos sobre técnica básica, reforzando la confianza del cliente y posicionándose como asesor más que como simple vendedor.
