Uso adecuado de la hidrolavadora
Si bien el lavado a presión implica muchos beneficios a gran escala para una gran variedad de trabajos, sin duda requiere atenciones específicas para realizar el trabajo de la mejor manera.
En caso de que no se tomen las siguientes precauciones, el trabajo puede resultar desordenado o incluso peligroso por la exigencia de la tarea. Así, destacaremos algunas medidas esenciales a realizar durante el proceso de hidrolavado.
Lo primero es utilizar los equipos de protección adecuados. Los ojos son una parte fundamental durante todo el trabajo, y la hidrolavadora puede complicar la visión por las partículas de agua que puede rebotar en dirección al usuario.
Además, las hidrolavadoras suelen ser muy ruidosas por el movimiento del motor y el disparo del agua, por lo que también conviene protegerse los oídos durante la operación.
Además, las lavadoras suelen ser muy ruidosas por el movimiento del motor y el disparo del agua, por lo que también conviene protegerse los oídos durante el hidrolavado. En cuanto al procedimiento mismo, lo más sencillo es sostener la manguera con las dos manos, de tal modo que se facilita el agarre.
Para evitar daños en la superficie, también conviene mantener una distancia prudente desde la boquilla de pulverización. Aproximadamente unas 18 pulgadas minimizarán el riesgo de daños contra cualquier superficie.
Por otra parte, el lavado a presión sobre la madera suele ser una excelente forma de traer brillo a la superficie y traer cualidades estéticas en su acabado. En esos casos es más preferible utilizar una hidrolavadora de gasolina, aunque puede provocar un mayor tiempo de trabajo. Sin embargo, lo importante es manejar la presión de pulverizado, de tal modo que la superficie no se afecte y se consiga la limpieza de la superficie.