Oxidación Que Destruye
Cuando dos metales diferentes entran en contacto con agua u otros electrolitos, uno se corroe para proteger al otro. Así actúa la oxidación galvánica.
La oxidación galvánica es un fenómeno silencioso pero muy dañino que afecta estructuras metálicas, sistemas de plomería, maquinaria y embarcaciones. Aunque muchas veces pasa desapercibido, puede comprometer la integridad de un proyecto si no se previene desde el inicio.
Este tipo de corrosión ocurre cuando dos metales diferentes entran en contacto, generalmente en presencia de un electrolito, como el agua. En ese momento, se forma una pequeña celda galvánica: uno de los metales actúa como ánodo y comienza a corroerse, mientras que el otro, el cátodo, queda protegido.
Situaciones tan comunes como unir cobre con aluminio, o acero con zinc, pueden acelerar este proceso y provocar un desgaste prematuro, afectando la seguridad y la vida útil de las instalaciones.
Para evitar la oxidación galvánica es fundamental considerar la compatibilidad de los materiales, el uso de aislantes, selladores o tecnologías como los ánodos de sacrificio, que desvían el proceso de corrosión.
La oxidación galvánica es una amenaza real que puede comprometer la durabilidad de cualquier proyecto.
Como distribuidores ferreteros, es fundamental conocer este problema y asesorar adecuadamente a los clientes para que elijan los materiales y soluciones correctas desde el principio. Así, no solo se garantiza la seguridad de las estructuras, sino también la confianza y satisfacción de los usuarios.