Los clavos y su fabricación
Los clavos son el módulo de fijación más antiguo que se conoce, y prácticamente no existe otro más sencillo y rápido de utilizar.
La materia prima de los clavos es el alambrón de acero, que varía en sus propiedades y cualidades según las diferentes aleaciones, como los aceros con alto porcentaje de carbono, usados principalmente para penetrar concreto dada la alta dureza que les proporciona el tratamiento térmico al que se someten. Los de bajo carbono que son menos duros, pero más utilizados para la industria de la madera. El alambre de acero de bajo contenido de carbono es usado en la manufactura de clavos, mallas, alambres con púas, remaches, tornillos, etc. El alambre de acero de alto contenido de carbono es usado en la producción de resortes, cables, agujas, entre otros.
La capacidad que tiene una máquina para hacer clavos de 1/2 durante 8 horas puede ser de 32 kgs.
Para convertir el alambre de acero en clavos se requiere una máquina automática, la cual puede variar en tamaño y diseño, pero cuyo principio de operación es casi el mismo de siempre. El proceso principal se divide en: modelado de la cabeza, alimentación de los alambres, apretado de alambre, corte del alambre, modelado de la punta y expulsión de los clavos.
Para usar el acero en su forma requerida, las varillas son arrolladas o laminadas al tamaño y forma deseada por un molino de laminado de varillas. Luego son pasadas a un proceso de desinfectado en ácido, escurrido en agua, neutralizado y lubricado, seguido de un tratamiento por calentamiento en el caso de los aceros con alto contenido de carbono.
Una vez que el alambrón ha sido estirado, está listo para convertirse en clavo en la sección de corte. Esta varilla de metal es ingresada a una máquina de alta velocidad. La cabeza del clavo es formada por prensado y achatamiento del alambre contra la matriz. Ésta produce el tamaño y espesor de la cabeza del clavo y puede ser regulada por el ajuste de sus cuchillos cortadores.
Después de que la cabeza del clavo está formada, se abre la matriz y el alambre es presionado a través de un mecanismo de alimentación. La distancia de avance de la matriz, dará el largo del cuerpo del clavo porque luego que el alambre es presionado, el clavo es cortado. Los cuchillos de corte reducen el alambre para formar la punta del clavo al mismo tiempo que el clavo es cortado y adquiere su forma característica.
Aunque para este momento los clavos ya tienen forma e incluso pueden ser usados, se recolectan y colocan en una plancha con forma de tambor , donde se coloca aserrín. El tambor tiene una protuberancia en su interior que pule los clavos al girar; el aserrín absorbe la grasa y aceite que los clavos acumularon durante su manufactura. Después de este proceso, los clavos son empaquetados en cajas de cartón para su comercialización.