Drenajes Eficientes para Cuartos de Lavado
Para lograr un drenaje eficiente, es fundamental dimensionar correctamente las tuberías.
En la instalación de una lavadora, el sistema de desagüe es tan importante como la conexión de agua o energía eléctrica. Aunque muchas veces se pasa por alto, un desagüe mal dimensionado o mal ejecutado puede provocar rebosamientos, malos olores, humedad estructural o fallas en el equipo. Por eso, diseñar y ejecutar correctamente esta parte de la instalación no es solo buena práctica: es un criterio de profesionalismo.
Generalmente, se recomienda utilizar tuberías con un diámetro mínimo de 50 mm para la salida de agua de lavadoras. Este diámetro permite manejar el caudal típico de descarga sin generar presiones excesivas en el sistema, lo que ayuda a evitar atascos u obstrucciones causadas por residuos o jabones acumulados. Reducir el diámetro de forma incorrecta o improvisar con adaptaciones no solo compromete el flujo, sino que también puede provocar fugas o reflujo hacia el electrodoméstico.
Además del diámetro, es esencial considerar la pendiente del tubo de desagüe, que debe tener al menos un 1% de caída (es decir, 1 cm por cada metro de recorrido). Esta inclinación asegura que el agua fluya por gravedad de manera constante, sin estancamientos que podrían generar malos olores o acumulación de residuos. En instalaciones horizontales largas, mantener esta pendiente constante requiere planeación, nivelación adecuada y materiales resistentes que no se deformen con el tiempo.
Otro aspecto fundamental es la incorporación de trampas hidráulicas o sifones. Estos dispositivos, comúnmente conocidos como “codos en U” o “trampas de agua”, cumplen una doble función: por un lado, bloquean el paso de gases provenientes del sistema sanitario, evitando que lleguen al cuarto de lavado; por otro, impiden la entrada de insectos, bacterias o contaminantes desde las líneas de drenaje. Para que funcionen correctamente, deben mantenerse siempre con un nivel de agua en su interior; de ahí la importancia de su correcta instalación y sellado.
La conexión entre la manguera de desagüe de la lavadora y el tubo vertical también debe seguir criterios técnicos. Esta conexión debe ser estable pero no hermética: debe existir un pequeño espacio de aire entre ambos elementos para permitir la ventilación del sistema. Si el tubo está completamente sellado, puede generarse un vacío al momento del desagüe, provocando succión que termina en rebosamientos, drenado incompleto o incluso daños en la bomba de la lavadora.
Un sistema de desagüe para lavadora debe ser funcional, seguro y duradero.
En viviendas donde el cuarto de lavado se encuentra en niveles bajos, sótanos o zonas propensas a inundación, se deben considerar soluciones adicionales como válvulas de retención, que impiden el reflujo de aguas negras en caso de saturación del sistema sanitario, o bombas de achique, que elevan el agua hacia el drenaje principal cuando la gravedad no es suficiente. Estos equipos deben dimensionarse correctamente y contar con protección eléctrica y mantenimiento periódico.
Finalmente, la elección de materiales juega un papel clave en la durabilidad del sistema. Se recomienda usar tuberías de PVC sanitario o CPVC, que resisten la corrosión, soportan variaciones térmicas y ofrecen un bajo requerimiento de mantenimiento. Las uniones deben sellarse correctamente con adhesivos o empaques adecuados, garantizando la estanqueidad sin afectar la ventilación.