Desbrozadoras: Corte Preciso, Menos Ruido y Mucha Historia

Publicado en: Notas | 3 julio, 2025

Las desbrozadoras son herramientas potentes que evolucionaron para ofrecer cortes precisos, menos ruido y menor impacto ambiental en el mantenimiento de áreas verdes.

Las desbrozadoras se han convertido en herramientas indispensables para el mantenimiento de jardines, parques y terrenos, gracias a su capacidad de cortar maleza, arbustos y ramas con rapidez y precisión. Un componente esencial en su funcionamiento son los discos de metal, fabricados en acero templado, ideales para enfrentar vegetación densa y resistente. Existen modelos de dos, tres, cuatro y hasta ochenta dientes, dependiendo del tipo de vegetación y del acabado que se busca en el corte. Los diámetros más comunes de estos discos son de 200, 225 y 255 milímetros, con ejes centrales de 20 o 25,4 milímetros, y se utilizan principalmente en desbrozadoras de más de 30 centímetros cúbicos. Cambiarlos es un proceso sencillo que consiste en aflojar la tuerca del eje, retirar el disco viejo y colocar el nuevo con su respectiva arandela y tuerca de seguridad, asegurándose de que todo quede bien ajustado.

Más allá de la potencia y la precisión, hoy en día también se valora el impacto ambiental y sonoro de estas herramientas.

Las desbrozadoras a gasolina, aunque eficientes, pueden generar niveles de ruido que superan los 100 decibeles, comparables al tráfico intenso de una ciudad, lo que produce fatiga auditiva y molestias a quienes trabajan o viven cerca. Por eso, las versiones eléctricas y a batería han ganado terreno, ya que reducen el ruido en aproximadamente 13 decibeles, mejorando la experiencia de uso. Además, eliminan las emisiones directas de gases contaminantes, como el dióxido de carbono, que en los motores a gasolina puede alcanzar hasta un kilo por hora de funcionamiento. Estas versiones también requieren menos mantenimiento y, al ser más ligeras, resultan prácticas para trabajos prolongados o en espacios de difícil acceso.

Lo más curioso es que este invento tan útil surgió de una idea inesperada.

En 1971, el empresario estadounidense George Ballas observó cómo giraban los cepillos de un autolavado y eso le inspiró a crear el primer prototipo de desbrozadora. Fijó hilos de nailon a una simple lata de café y la acopló a un taladro. Así nació la desbrozadora de hilo, que con el tiempo evolucionó hasta convertirse en el equipo moderno y eficiente que conocemos hoy, facilitando el mantenimiento de jardines y áreas verdes en todo el mundo.

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