Consecuencias de la pandemia: Plagas de roedores
Las plagas de roedores son desagradables en cualquier circunstancia; sin embargo, la pandemia de COVID-19 y sus consecuencias modificaron el comportamiento de los roedores, con lo cual se tornaron más frecuentes y difíciles de erradicar.
La exigencia de aislamiento ha modificado nuestra vida diaria; los hábitos y las costumbres de grandes ciudades han cambiado de golpe, lo que ha tenido distintos impactos sociales y económicos que se enumeran a menudo en los noticiarios. El problema es que las consecuencias se han extendido a sectores y aspectos que no podían contemplarse.
Tal es el caso de las plagas de roedores, que se han expandido a diferentes sitios en busca de alimento, ya que muchos de los lugares habituales están cerrados y no se produce basura en los mismos espacios debido al aislamiento de la población. Con ello, se han producido visitantes inesperados, sobre todo en las grandes ciudades. Sabemos que, en términos generales, las ratas conforman una plaga peligrosa e indeseada en todos los escenarios, y nuestra situación actual agrava ese problema.
Estamos conscientes de que, al final de cuentas, estas plagas son seres vivos, por lo que las trampas letales pueden provocar cierta renuencia en algunos usuarios.