Plomería con Ética, Herencia y Visión de Futuro
Este oficio viene de familia: mi abuelo fue plomero, mi padre también.
Además de la herencia, decidí estudiar en una universidad politécnica, porque estoy convencido de que la plomería no es un oficio menor. Tiene un enorme potencial técnico, profesional y humano. Sería un gran paso que existiera una carrera universitaria especializada en instalaciones hidráulicas, donde no solo se enseñe teoría, normativas y nuevas tecnologías, sino que se eleve el oficio al nivel que merece.
Profesionalizar la plomería es también dignificarla. En campo, me toca reparar trabajos mal hechos: uniones deficientes, válvulas mal colocadas, instalaciones improvisadas. Todos tenemos derecho a ganarnos la vida, pero no a estafar al cliente. Un mal trabajo daña dos veces: al usuario y al gremio.
Por eso creo que el crecimiento debe ser integral: personal, técnico y profesional.
Difícilmente una marca va a llegar a nuestra casa a capacitarnos; la iniciativa debe ser propia. Al crecer como profesionales, también lo hacemos como personas. Celebro profundamente espacios como El Plomero Prefiere.
En años no había visto un esfuerzo tan serio por reunir, formar y dar visibilidad a la comunidad plomera de México. Esta iniciativa apenas comienza y ya demuestra el poder de la unión. Ojalá el próximo encuentro no convoque a cientos… sino a mil o más compañeros comprometidos con su oficio. Y si algo puede fortalecer esta comunidad, es sumar más marcas.
La competencia bien entendida eleva la calidad. Imaginemos tener diversas opciones de tubería, válvulas, calentadores y herramientas compartiendo conocimiento en un mismo lugar. Sería un paso enorme para quienes llevamos las manos en el agua… y el corazón en la plomería.
Por Marcos Márquez, plomero