Menor impacto al medio ambiente
Se pretende adoptar nuevos conceptos “circulares” en los que se implementan productos elaborados con la directriz de máxima productividad y un mínimo impacto al medio ambiente, evitando su reemplazo y desecho.
Adquirir algún producto, utilizarlo y tirarlo a la basura ha sido una característica de la “Economía Lineal”, que ha provocado un uso desmedido de objetos que, con el tiempo, generaron graves alteraciones al medio ambiente. Hablando de luminarias, se contemplaba su vida útil y su posterior reemplazo y desecho, pero ahora se pretende adoptar nuevos conceptos “circulares” en los que se implementan productos elaborados con la directriz de máxima productividad y un mínimo impacto al medio ambiente.
Adquirir algún producto, utilizarlo y tirarlo a la basura ha sido una característica de la “Economía Lineal”.
El concepto de “Economía circular” se refiere a un nuevo modelo que incorpora estrategias que pretenden ajustarse y dar solución a la crisis climática y ambiental. Una visión cíclica similar a la naturaleza en la que no existe la idea de desecho o residuo. En esa línea de pensamiento, países como Alemania o Japón han incorporado el concepto “3R” (reducir, reciclar y reutilizar) que en tiempos recientes ha sumado el término “recuperar”. Los sistemas LED pueden permitir un ahorro energético y reducir el impacto ambiental si su vida útil se extiende el mayor tiempo posible. Esto se puede lograr con adecuados procesos de fabricación, instalación, mantenimiento y un posterior reciclaje o reúso.
El concepto de “Economía circular” se refiere a un nuevo modelo que incorpora estrategias que pretenden ajustarse y dar solución a la crisis climática y ambiental.
Los focos de hoy
Hace ya algunos años que la tecnología incandescente se ha ido apagando en todo el mundo. Su funcionamiento dependía de un filamento de tungsteno para producir la energía lumínica, sin embargo, dicho filamento se calentaba con el uso y era necesario usar distintos gases para evitarlo. Esto se traducía en sustancias tóxicas, peligrosas en la inhalación y perjudiciales para la capa de ozono; además, su eficiencia eléctrica dejaba mucho que desear, pues producía una luminosidad muy baja para el consumo de energía que se utilizaba. Los tradicionales focos en forma tubular dieron paso a dispositivos mucho más pequeños llamados CFL, es decir, de luz fluorescente compacta. Son los que conocemos como focos ahorradores, con su representativa forma de espiral, y se presentaron como una opción más viable en el mundo de la iluminación. Su consumo energético es aceptable, aunque en caso de romperse pueden desprender gases que resultan nocivos para la salud.
Los tradicionales focos en forma tubular dieron paso a dispositivos mucho más pequeños llamados CFL.
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