Lijado húmedo: Papel de lija al agua
El uso del papel de lija es necesario para diversas tareas, sobre todo en trabajos de carpintería de madera, pero también sobre otras superficies como metal, vidrio, plástico y cerámica, entre otros materiales.
Tanto el lijado húmedo como el seco ayudan a suavizar la superficie de un objeto, pero de diferentes maneras: para el lijado en seco el papel de lija está completamente seco; mientras que, para el método húmedo, se lubrica el papel de lija con agua u otro líquido, a menudo un detergente.
La composición del papel de lija es simple: una base de papel, más o menos gruesa aunque también se confeccionan lijas en tejidos de algodón, poliéster y fibra vulcanizada, que lleva adheridas partículas o granos de materiales abrasivos, como carburo de silicio, óxido de aluminio o corindón de circonio. Las lijas más gruesas se emplean cuando es necesario quitar mucho material, mientras que las más finas cuando se busca un acabado más fino.
Las lijas pueden tipificarse en base a diferentes factores; por ejemplo, el material del cual están hechos sus granos, la cantidad de granos, el soporte, por el aglutinante o el recubrimiento que poseen.
¿Humedo o en seco?
El lijado en seco probablemente será más agresivo, especialmente con papel de lija de menor número de grano. Esto permite dar forma a la pieza de trabajo o rectificar significativamente superficies irregulares para nivelarlas. El lijado en húmedo se usa en una etapa posterior del proceso para resaltar el brillo del objeto, o prepararlo para su acabado final. Sin el líquido, el material puede acumularse en el papel de lija y dejar rayones más grandes que el tamaño de las partículas, arruinando el acabado.