La plomería y manejo del agua de los mexicas
La plomería y el manejo del agua son aspectos fundamentales en la evolución de las sociedades humanas, y los aztecas en la época prehispánica en México no fueron una excepción.
A pesar de la imagen estereotipada de civilizaciones antiguas como carentes de sofisticación tecnológica, los aztecas demostraron una comprensión avanzada en la gestión del agua y sistemas de plomería que desafiaron las expectativas de su tiempo.
Los aztecas, también conocidos como mexicas, tenían un origen nómada y se cree que migraron desde el norte de México antes de establecerse en la cuenca del lago Texcoco. Según la leyenda, fundaron su ciudad capital, Tenochtitlán, en 1325, guiados por la profecía de un águila posada en un nopal devorando una serpiente, que se encuentra en el actual escudo nacional de México.
Los aztecas construyeron un imperio poderoso y sofisticado en un corto período. Adoptaron prácticas agrícolas avanzadas, como las chinampas (islas flotantes) para la agricultura, y establecieron una sociedad jerarquizada con un sistema político basado en una triple alianza entre Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopan.
Desarrollaron una compleja religión politeísta y tenían una economía basada en la agricultura, el comercio y los tributos de los pueblos conquistados.
Desarrollo de la plomería azteca
La plomería azteca se caracterizó por una ingeniería hidráulica impresionante que aprovechaba el entorno lacustre en el que floreció Tenochtitlán, la capital del imperio azteca. Los canales y acueductos eran elementos clave de su infraestructura urbana, permitiendo el suministro y drenaje eficiente del agua en una ciudad construida sobre el agua.
Los aztecas utilizaron tuberías de cerámica y sistemas de alcantarillado para transportar y evacuar el agua de manera controlada.
La red de canales no solo abastecía de agua potable a la población, sino que también servía para regar campos agrícolas, mostrando una comprensión integral del ciclo del agua y su importancia para la sostenibilidad.