Equipos de protección respiratoria
Si su lugar de trabajo involucra concentraciones elevadas de sustancias peligrosas, o bien, existe una concentración de oxígeno muy bajo en el ambiente, usted necesita protección respiratoria.
En el contexto industrial, los trabajadores se encuentran en un ambiente riesgoso, donde operan e interactúan con sustancias peligrosas con las que llevan a cabo sus labores. La manipulación de esta clase de materiales, así como las actividades propias de cada profesión, desafortunadamente, pueden resultar perjudiciales para la salud. Por ello, es de suma importancia la prevención, el cuidado y la técnica al aplicar cada producto y, por supuesto, la protección respiratoria.
Ahora bien, el utilizar un equipo de protección respiratoria (EPR) para realizar las labores diarias, implica una carga adicional especialmente para la comodidad y el movimiento natural del cuerpo, no obstante, existe un principio que rige la elaboración, calidad y normas que deben de cumplir los equipos: se requiere obtener la máxima protección necesaria, pero con la mínima carga posible.
Entonces, hablar de la máxima protección necesaria dependerá, en cada caso, del área de aplicación a la que está dirigida, en relación a las sustancias que estarán involucradas en el ambiente laboral. Es por eso que actualmente existe una gran variedad de equipos de protección, pues están destinados a cubrir cada una de las exigencias profesionales; así, resulta indispensable la correcta elección y uso del equipo.
Actualmente existe una gran variedad de equipos de protección, pues están destinados a cubrir cada una de las exigencias profesionales; así, resulta indispensable la correcta elección y uso del equipo.
CARACTERÍSTICAS DE LAS SUSTANCIAS PELIGROSAS
Los contaminantes pueden tratarse de sustancias puras, mezclas, preparados o productos, y pueden dividirse en dos principales grupos: los naturales, como polvo mineral y ácido cianhídrico, y los sintéticos y manufacturados, como gases de escape y humos industriales.
La forma en que estos pueden entrar al organismo es mediante tres distintas vías, ya sea por inhalación (se introducen por las vías respiratorias), de manera oral (ingresan por la boca al momento de comer o beber), o por vía dérmica (a través de la piel).
Asimismo, pueden tener tres niveles de impacto en el organismo: hiperagudo, cuando provocan la muerte del usuario en un breve intervalo de tiempo; agudo, cuando hay un impacto rápido, como intoxicación, cauterización, quemaduras o irritación; o crónico, cuando el impacto de las sustancias tiene una duración prolongada, presentándose en intoxicaciones a largo plazo, como daños en los pulmones, hígado o riñones, o en alguna modificación genética, como deformidades o tumores.