Sistemas de drenajes: Instalación acertada y fallas posibles

Dadas las implicaciones que representa para la salud y la higiene de los habitantes, la red de evacuación de aguas residuales de una edificación debe ser objeto de mantenimiento preventivo, inspección y vigilancia, en forma periódica, por parte de un técnico calificado.

Al iniciar, habrá que considerar cuatro etapas durante el proceso de ejecución:

1) Evaluación de datos existentes, donde se elabora un plan específico para el edificio, considerando la ubicación y la capacidad del colector público.

2) Dimensionamiento, es el momento en el cual se determinan los índices del caudal, valorando tanto al número de usuarios como al tamaño de las tuberías, a las condiciones de ventilación y de autolimpieza.

3) Elección del trazado, en donde se identifican los elementos generadores de las aguas residuales y las condiciones arquitectónicas y estructurales, además de localizarse y determinar los puntos para los accesorios y para las instalaciones complementarias.

4) Obra, consiste propiamente en la instalación de la red de evacuación, con sus respectivos ensayos de descarga y estanqueidad.

Posibles fallas en la red de evacuación

Toda instalación de drenaje debe estar diseñada para operar de forma silenciosa e inodora, es decir que, si hay presencia de ruidos y malos olores, significa que hay problemas en el sistema de tuberías. No obstante, hay ruidos de percusión que se propagan de forma rígida y que son normales e inevitables, pues se producen por la vibración de los elementos de la construcción del edificio, pero aquellos ruidos que, sin dudarlo, sí son señal de un mal estado en la red, proceden del gorgoteo o borbollón que se generan al descender el agua por el sifón.

Un adecuado diseño y una correcta instalación y construcción, minimizan las necesidades de mantenimiento de los inmuebles.

Cuanto más antiguo sea el edificio, más importante se vuelve la verificación de instalaciones, su actualización y, de ser posible, la elaboración de una memoria con planos detallados de las instalaciones y sus cambios a lo largo de los años. La proliferación de malos olores, debe ser evitada, utilizando material sellador en todos los puntos que carezcan de ellos, y mediante la utilización de sifones con las dimensiones adecuadas.

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