Desarrollo y planta productiva

Publicado en: Notas | 21 septiembre, 2016

La verdadera fortaleza de la economía de una nación y, por ende, el bienestar de su sociedad; dependerá en gran medida de su capacidad productiva”

Fabrica

Si una economía no desarrolla su planta productiva, no generará la riqueza suficiente para elevar los niveles de ingreso y bienestar de la sociedad. Ya lo decía el filosofo y economista Adam Smith, desde el año 1776, en que publicara su celebre obra: “Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”, o mejor conocida como: “La riqueza de las Naciones”. El economista Smith establece que la riqueza de un país se encuentra en la producción de cosas necesarias y convenientes, en relación con el número de habitantes. Es decir, que son los bienes y no los metales preciosos, los que generan riqueza. En este sentido, Smith plantea que es el trabajo lo que contribuye a la riqueza; sin embargo, para él, la riqueza varía en cada país por dos cuestiones: “la aptitud, destreza y sensatez con que se ejercita dicho trabajo; y la proporción entre el número de trabajadores en una labor útil y aquellos que no lo están” (eficiencia y productividad).

Analicemos algo básico: por el tamaño del Producto Interno Bruto (PIB), el Banco Mundial ubica a México como la décimocuarta economía del mundo, que es consecuencia lógica del tamaño de nuestra población: lugar número 11 (por cierto, deberíamos ser la economía número 11, ¿no creen?), lamentablemente somos la número 81, si la medición se expresa por el PIB per cápita, es decir, el indicador que refleja mejor nuestra eficiencia productiva

¿Comerciante o Fabricante?

Ciertamente, los mercados globalizados de nuestros tiempos, hoy facilitan los negocios para la comercialización de productos de todo tipo, incluyendo los ferreteros; manufacturados en cualquier parte del mundo e importados a México, lo que arroja beneficios al mercado, al presentar una oferta más versátil y competitiva. Está bien, el comercio también suma; pero no debemos perder de vista la importancia de no desbaratar nuestra planta productiva, sino todo lo contrario: fortalecerla con una conexión directa y funcional, con universidades y tecnológicos para desarrollar ciencia y tecnología propia, financiamiento, equipamiento y sí, mucha supervisión de las prácticas industriales.

Entonces, ser fabricante nacional es contar con una verdadera planta productiva en nuestro país, con inversión en patentes, tecnología, equipos, herramientas, personal y procesos, entre muchas cosas más, claro. En hora buena por todas las empresas establecidas en México, que tienen el peso y la responsabilidad de llamarse: fabricantes.

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