Proceso de soldadura: la limpieza

Publicado en: Notas | 9 mayo, 2022

Para una soldadura blanda es fundamental asegurar la fluidez del metal de aportación, pues éste es el que se encarga de rellenar de manera adecuada las superficies de las piezas a unir, por ello, la limpieza es fundamental. 

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Primero, hay que medir y cortar con exactitud los tubos. Empleando un cortador tipo disco, debemos cortar en ángulo recto. Es importante que el primer corte que se haga con la herramienta sea muy ligero, con poca presión y sólo para marcar en el tubo, la altura a la que queremos nuestro corte. Ejercer demasiada fuerza puede deformar el tubo.

Una vez cortados, nuestros tubos deben ser limpiados y lijados cuidadosamente junto con las conexiones o codos a utilizar. Este proceso es muy importante por dos razones. La primera es porque con esta limpieza removemos cualquier rebaba o sobrante que pudiera estar aún adherido en el interior. La segunda es que la limpieza de los extremos de nuestros tubos y codos, tanto en su interior como en su exterior, es realmente un proceso de abrasión que retira la capa más superficial del cobre.

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La presencia de suciedad, hollín, aceite, grasa y sudor en las superficies de la unión impide que el material de aporte fluya correctamente.

En esa área lijada es donde se posicionará el estaño que usaremos al momento de soldar. Para esta labor, existen herramientas para hacer la limpieza o abrasión de nuestros tubos con el rigor que se requiere, nos referimos a cepillos y anillos que limpian el exterior e interior de los tubos de media y tres cuartos de pulgada. El uso de estas herramientas limpiadoras de tubos de cobre no sólo facilitará nuestro trabajo, también lo hará más preciso.

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