Las cerraduras digitales, seguridad en evolución
Diariamente utilizamos distintas clases de aparatos o mecanismos que hacen nuestra vida más cómoda y segura, dispositivos que rara vez nos detenemos a contemplar y mucho menos a reflexionar acerca de su desarrollo y funcionamiento. En esta ocasión hablaremos de las cerraduras digitales o electrónicas.
Las primeras cerraduras de madera fueron fabricadas hace más de 6,000 años por los egipcios, y con el paso del tiempo las cerraduras evolucionaron de tener un funcionamiento puramente mecánico, hasta llegar a la época actual donde se combinan tanto partes mecánicas y electrónicas, con programas o aplicaciones digitales, incorporando también nuevos elementos que permiten que estos dispositivos –que inicialmente funcionaban de forma aislada e independiente–, ahora puedan comunicarse e interactuar entre ellos, y con diferentes equipos o sistemas, con el uso de nuevas tecnologías y a través de internet; el bien llamado internet de las cosas.
Definamos la cerradura digital
Una cerradura digital es un dispositivo que combina elementos mecánicos y electrónicos, para abrir o cerrar una puerta, ya sea de interior o exterior. Puede funcionar y operar de forma aislada como las cerraduras convencionales, o combinarse e interactuar con otros equipos similares o sistemas, e incluso ser controladas o monitoreadas a distancia a través de internet, mediante aplicaciones en el celular o en la computadora. El funcionamiento de seguridad de las cerraduras electrónicas, es decir, lo que permite o impide que la puerta se abra, continúa siendo el mismo: elementos mecánicos que encontramos en las cerraduras convencionales o tradicionales, en algunos casos mejorados y de mayor resistencia.
El diseño básico de una cerradura digital cuenta con un teclado o botones que nos permiten introducir la clave que hayamos asignado para tener acceso a nuestro hogar, oficina o negocio.
Ventajas de las cerraduras electrónicas
Antes de mencionar las ventajas más destacadas de las cerraduras electrónicas, es importante afirmar que cuentan con los mismos niveles de seguridad que las cerraduras convencionales o tradicionales. La primera de las ventajas es que podemos abrirlas y cerrarlas sin la necesidad de tener una llave o tarjeta a la mano, también podemos asignar claves personalizadas de uso ilimitado o crear claves temporales para días y horarios específicos de funcionamiento. Otra de las ventajas es que se pueden programar para que se cierren de forma automática después de un tiempo determinado, o se pueden cerrar con tan sólo el toque de un botón.
Es importante destacar que funcionan con baterías, dotadas de un indicador que avisa cuando están a punto de agotarse, cuentan además con una o varias llaves físicas de emergencia que podemos utilizar tal y como lo haríamos con una cerradura convencional, por si llegara a quedarse sin energía. Son fáciles de instalar con un kit de herramientas básico, en algunos casos con tan sólo un desarmador y las podemos programar fácilmente en minutos. Algunos modelos poseen sensores que detectan si están siendo golpeadas o vandalizadas, los cuales activan una alarma interna que sonará para disuadir a los posibles atacantes, provocando su nerviosismo y posterior retirada.
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