Protección y mantenimiento en superficies de madera

Publicado en: Notas | 19 diciembre, 2017

La protección de la madera contra agentes externos, sobre todo de la irradiación solar y la lluvia, resulta fundamental para su conservación y buen mantenimiento. Desde hace miles de años que la madera ha sido utilizada por el ser humano en muy diversas tareas: fuego, casa y herramientas; hasta llegar a la enorme versatilidad de usos en construcción, muebles, arte, industria y decoración en la vida actual.

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La madera es bella, versátil, térmica y muy duradera con el mantenimiento adecuado; por lo que siempre ha resultado ser un material muy eficiente y funcional, considerado de lujo en ciertas aplicaciones para la elaboración de bienes muebles e inmuebles. Hay tres buenas razones para otorgarle acabados de protección y decoración a las superficies de madera: ayudar a mantenerla limpia, lograr estabilizarla en su interacción con el medio ambiente y dotarla de decoración. La estructura y composición de la madera le confieren particulares propiedades que la convierten en un material idóneo para la fabricación de prácticamente cualquier cosa. Desde sencillos objetos, hasta complejas estructuras de gran tamaño y complejidad, como puede ser una edificación.

 Un acabado de superficie, como son los barnices, ralentiza el intercambio de humedad, reduciendo así las tensiones y estabilizando la madera.

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La madera es un material poroso, ya que contiene pequeñísimos e innumerables agujeros de varios tamaños, además de defectos inherentes a la naturaleza de la madera, alteraciones que se han producido durante el crecimiento del árbol; siendo los más importantes y habituales: acebolladuras, bolsas de resina, corazones huecos y estrellados; deformaciones, fendas, hendiduras y lagrimales.

Pero también la madera es higroscópica, es decir, tiene la capacidad de absorber humedad del medio circundante. La humedad dentro de la madera se denomina contenido de humedad y responde a los cambios en el nivel de humedad ambiente.  El resultado de estas interacciones con el ambiente, genera grandes tensiones en la madera y en las juntas que sostienen piezas de madera. Las tensiones causan la división, la comprobación, la deformación y el debilitamiento de las articulaciones. Un acabado de superficie, como son los barnices, ralentiza el intercambio de humedad, reduciendo así las tensiones y estabilizando la madera. Como regla general, cuanto más grueso es el revestimiento de acabado, mejor limita el intercambio de humedad.

Barnizar

Independientemente del producto que se utilice, como principio fundamental se debe eliminar completamente cualquier barniz previo; ceras, aceites, manchas de madera, polvo, suciedad, grasa, áreas irregulares y material pegajoso. El área de trabajo debe estar libre de polvo y suciedad, de lo contrario puede acumularse en el sustrato de madera y el barniz recién aplicado, lo que estropea el brillo y acabado.

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Es recomendable utilizar un cepillo con cerdas naturales, en lugar de sintéticas, para acabados a base de aceite; y cepillos sintéticos (a menudo llamados “pinceles de nylon”) para barnices acrílicos o de base de agua. Para barnizar, se recomienda un día clima no demasiado húmedo, el barniz secará más lentamente en condiciones húmedas o frías, teniendo el riesgo que el polvo y la suciedad se asienten en el sustrato de madera, antes de que seque completamente. Si trabaja en interiores, use la calefacción para obtener la temperatura ambiente entre 20 y 25C. Si la habitación está demasiado caliente, el barniz se secará demasiado rápido y podrían formarse burbujas desordenadas.

Tipos de protección:

Considerando la penetración alcanzada por el elemento protector en la madera, los tipos de protección se clasifican en: superficial, media y profunda. En la protección superficial la penetración media alcanzada por el protector es de 3mm, siendo la mínima de 1mm, en cualquier punto de la superficie impregnable tratada. En la protección media la penetración alcanzada por el protector es superior a 3mm, sin llegar al 75% de la parte impregnable. Y por último, en la protección profunda la penetración media alcanzada por el protector, es igual o superior al 75% de la parte impregnable.

La radiación solar actúa sobre los recubrimientos, sobre todo los rayos ultravioletas e infrarrojos. Los rayos ultravioleta degradan progresivamente las resinas del producto de acabado, principalmente aquellas que no están protegidos por los pigmentos. Los rayos infrarrojos tienen una acción indirecta al producir un recalentamiento de la superficie de madera.