El choque eléctrico y su intensidad
El porqué nos afecta
La gravedad del daño que puede provocar un choque eléctrico, depende del voltaje, intensidad y frecuencia de la corriente eléctrica; así como de las condiciones del accidente, en cuanto a tiempo de contacto y trayectoria de la corriente en el cuerpo.
La resistencia varía según los órganos que la electricidad atraviesa, y baja en ambientes calurosos o húmedos. El tiempo de contacto podría alargarse porque cuando se toca un objeto energizado, se contraen los músculos, de forma que la persona cierra la mano y esto sólo causa que no pueda desprenderse.
Si la descarga a la que la persona está expuesta es de hasta 3 miliamperes, no hay ninguna sensación ni peligro. Con 8, aparece un hormigueo desagradable, aún no se pierde el control de los músculos.
Más de 10, ya provocan contracción muscular en manos y brazos, pueden aparecer quemaduras y hay efectos de tetanización. Esto se agrava entre 15 a 20 mA. De 25 a 30 mA, la tetanización afecta los músculos del tórax provocando asfixia. Con valores mayores, como 50 mA, aparece la fibrilación cardiaca, lo que puede ser mortal.
Cuando la respiración y la circulación cesan, pueden presentarse lesiones encefálicas, si la corriente atraviesa el bulbo o el cerebro. Aunque la persona sobreviva, las consecuencias de todo lo anterior pueden ser irreversibles. Con más de 200 mA, la persona sufrirá un paro cardiaco y la electrocución.
Además, aunque la persona afectada parezca estar bien, los choques eléctricos pueden provocar quemaduras internas, embolias, trastornos internos y malestar general. La mayoría de los accidentes eléctricos suceden en las manos (28.4%), seguido de la cabeza (12.6%) y los pies (11.5%).
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