Convencernos de impermeabilizar

Publicado en: Notas | 7 marzo, 2022

La falta de una cultura adecuada de impermeabilización nos lleva a cometer errores muy frecuentes que vale la pena analizar. Los daños que ocasiona el agua y la humedad a los inmuebles y sus instalaciones, pueden resultar en reparaciones costosas y situaciones de alto riesgo.

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Reparar los daños provocados por la humedad y las filtraciones de agua, podría requerir, por ejemplo, del retiro de baldosas de un piso cerámico, del que por cierto, es posible que ya no encontraremos un modelo igual; además podríamos necesitar una solución de arreglo del daño estético, que obligaría a unificar la apariencia, es decir, a que se cambien todos los azulejos del baño o la pintura de la habitación en cuestión.

El origen más frecuente de la humedad en inmuebles de uso habitacional, provienen principalmente de las precipitaciones pluviales, es decir en la época de lluvias. Sin embargo, la humedad podría también estar ocasionada por averías de lavadora o el lavavajillas, limitarse a pintar la mancha producida por  tuberías rotas o, tinas de baño mal selladas o mal impermeabilizadas.

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A veces el resultado de un procedimiento, implica la planeación previa y la visión de todos los elementos.

En ese sentido, presentamos algunos consejos para una adecuada imperbeabilización:

  1. Considerar el tiempo de garantía. El primer punto a establecer es el periodo en el que se desea la protección del impermeabilizante. Las diferentes composiciones de los productos garantizan diversos lapsos, por lo que es necesario determinar esta cuestión. En ocasiones, puede ser que un inmueble no vaya a ser usado por mucho tiempo, por lo que sólo conviene un producto que ofrezca una protección básica y con menor duración. En cambio, si se planea una estadía a largo plazo, se debe pensar en productos con grandes resistencias y con periodos de hasta diez años.
  2. Determinar el uso de la superficie. Se deben contemplar circunstancias que requieran un producto reforzado o especial para determinadas superficies. Un ejemplo son las azoteas, que pueden tener un tránsito constante, esporádico o nulo, dependiendo de cada vivienda. En esos casos, los impermeabilizantes pueden ofrecer resistencia a cada característica. Las superficies con tránsitos vehiculares requieren productos más especializados.
  3. Considerar las condiciones climatológicas. Las circunstancias climáticas de nuestro país son muy vastas. Por ello, se deben considerar las situaciones extremas de calor o frío que existan en la zona, pues pueden perjudicar la resistencia de los materiales.
  4. Contemplar la posición de la losa. Si una superficie es plana o si es inclinada, se requerirán productos diferentes para la impermeabilización. De hecho, impermeabilizantes acrílicos y asfálticos no funcionan en una superficie plana, pues su desempeño puede empeorar con los encharcamientos. En esas circunstancias, se pueden usar poliuretanos o sistemas prefabricados.

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