Carretilla de carga

En nuestro país se les denomina “diablos de carga” a las carretillas de mano, sin cajón, en forma de “L” que, por su funcionalidad y forma se consideran una palanca de primera clase y son usados para el movimiento práctico de materiales. 

La herramienta de carga que en México conocemos como diablito, fue inventada durante el siglo XVIII para mover más fácilmente los bultos de especias en los puertos europeos. Los responsables de cargar y descargar barcos en muchos de dichos puertos eran niños, quienes difícilmente podían levantar cargas de 40 o 50 kg, por lo que una herramienta como ésta les fue de gran ayuda. Usando diablitos podían trabajar a la par de los adultos y transportar cargas incluso más pesadas que las de sus mayores. Tiempo después, en el siglo XIX, los diablitos comenzaron a usarse en diferentes industrias, como la cervecera, en la que los lúpulos necesarios para preparar esta bebida, que cada vez se hacía má popular, estaban empacados en sacos. Poco a poco, los diablitos comenzaro a utilizarse más y ahora prácticamente no hay industria en la que no se requiera.

También llamadas carretillas de carga o de mano, estas herramientas están fabricadas con los más diversos materiales. 

Ángulos de acero, tubos de aluminio, plásticos rígidos de alto impacto o polímeros como el de nylon, son algunos de los materiales utilizados en su manufactura, pues su fabricantes buscan que cada pieza sea tanto más resistente como ligera. La mayoría de las carretillas de mano utilizadas en industrias como la restaurantera u hotelera cumplen ambas características y normalmente están hechos con rieles de aluminio extruido y partes de aleación de aluminio o magnesio. Pero hay industrias como la minera o la de la construcción que requieren un uso más rudo, de modo que los fabricantes refuerzan los modelos destinados a tareas propias de dichos sectores, con materiales más resistentes aunque los hagan más pesados.

Rasgos distintivos de “los diablitos”

Hay ciertas características de los diablitos que deben ser consideradas antes de adquirir uno. El tamaño y tipo de las llantas, la forma del mango y el diseño de su estructura son algunas de ellas. En superficies irregulares o sueltas, por ejemplo, las ruedas grandes son las más convenientes, mientras que para suelos rugosos, que puedan provocar ponchaduras, se recomienda un diablito con llantas de goma rígida en lugar de neumáticas. El ancho de las llantas también es un rasgo a considerar pues a mayor anchura, mayor estabilidad aunque su manejo se vuelva un poco más aparatoso.

Asimismo, los rodamientos sobre los cuales giran esas llantas -y de los cuales depende en gran medida la capacidad de carga de un diablito ofrecen tres opciones: bola de acero, baleros y sellados. Los primeros aguantan un uso moderado, los segundos un uso semipesado y los terceros están hechos para el uso más demandante

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